Mini-Magnetosfera de la Luna

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Muchos objetos en el sistema solar tienen fuertes campos magnéticos que desvían las partículas cargadas del viento solar, creando una burbuja conocida como la magnetosfera. Se han encontrado pantallas similares en los gigantes gaseosos. Sin embargo, muchos otros objetos en nuestro sistema solar carecen de la capacidad de producir estos efectos, ya sea porque no tienen un campo magnético fuerte (como Venus) o una atmósfera con la cual las partículas cargadas pueden interactuar (como Mercurio).

Aunque la luna carece de ambos, un nuevo estudio ha encontrado que la luna aún puede producir "mini-magnetosferas" localizadas. El equipo responsable de este descubrimiento es un equipo internacional compuesto por astrónomos de Suecia, India, Suiza y Japón. Se basa en observaciones de la nave espacial Chandrayaan-1 producida y lanzada por la Organización de Investigación Espacial India (ISRO).

Usando este satélite, el equipo estaba mapeando la densidad de los átomos de hidrógeno retrodispersados ​​que provienen del viento solar que golpea la superficie y se refleja. En condiciones normales, el 16-20% de los protones entrantes del viento solar se refleja de esta manera.

Para aquellos entusiasmados con más de 150 voltios de electrones, el equipo encontró una región cerca de la antípoda Crisium (la región directamente opuesta al Mare Crisium en la luna). Anteriormente se descubrió que esta región tenía anomalías magnéticas en las que la intensidad del campo magnético local alcanzaba varios cientos de nanoteslas. El nuevo equipo descubrió que el resultado de esto fue que el viento solar entrante se desvió, creando una región protegida de unos 360 km de diámetro rodeada por una "región de 300 km de espesor de flujo de plasma mejorado que resulta del viento solar que fluye 23 alrededor del mini-magnetosfera ". Aunque el flujo se agrupa, el equipo encuentra que la falta de un límite distinto significa que no es probable que se produzca un choque de arco, que se crearía a medida que la acumulación se vuelva lo suficientemente fuerte como para interactuar directamente con partículas entrantes adicionales.

Por debajo de las energías de 100 eV, el fenómeno parece desaparecer. Los investigadores sugieren que esto apunta a un mecanismo de formación diferente. Una posibilidad es que parte del flujo solar atraviese la barrera magnética y se refleje creando estas energías. Otra es que, en lugar de núcleos de hidrógeno (que componen la mayoría del viento solar), este es el producto de partículas alfa (núcleos de helio) u otros iones de viento solar más pesados ​​que golpean la superficie.

No se discute en el documento qué tan valiosas podrían ser esas características para los futuros astronautas que buscan crear una base en la luna. Si bien el campo es relativamente fuerte para los campos magnéticos locales, sigue siendo alrededor de dos órdenes de magnitud más débil que el de la Tierra. Por lo tanto, es poco probable que este efecto sea lo suficientemente fuerte como para proteger una base, ni proporcionará protección contra los rayos X y otras radiaciones electromagnéticas peligrosas que proporciona una atmósfera.

En cambio, este hallazgo plantea más curiosidad científica y puede ayudar a los astrónomos a cartografiar los campos magnéticos locales, así como a investigar el viento solar si tales mini-magnetosferas se encuentran en otros cuerpos. Los autores sugieren que se busquen características similares en Mercurio y asteroides.

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